martes, 12 de abril de 2011

NECESITAMOS MOMENTOS DE PAZ..... Dios comparte con nosotros cada dia, no te alejes ...... en este tiempo de Cuaresma camino a la Pascua, descubre el amor de Dios que te ofrece durante este encuentro con El, para poder compartir tus penas, tus angustias, tu felicidad, tus triunfos... Necesitamos reflexionar por donde queremos caminar con el Señor, dejemos llenar nuestros corazones de PAZ y Amor, busquemos nuevas alternativas a traves del dialogo.

Comentario de: Milthon Alavi Zenteno, Responsable de Formación en Valores.


Obispos auxiliares darán conferencia de Prensa



Presentarán a los medios de comunicación la Carta Pastoral "Los católicos en la Bolivia de hoy: presencia de esperanza y compromiso"

La oficina de prensa del Arzobispado de Santa Cruz en nombre de los Obispos auxiliares de la arquidiócesis, invita a todos los medios de comunicación a la Conferencia de Prensa en la que los Obispos PRESENTARÁN LA CARTA PASTORAL "Los católicos en la Bolivia de hoy: presencia de esperanza y compromiso”.

La Carta Pastoral será presentada a los medios de comunicación este miercoles 13 de abril a las 10:00 hrs. en el Salón Carlos Géricke de la Catedral. En la oportunidad estarán presentes para explicar el contenido de la misma y responder preguntas los tres obispos auxiliares de la arquidiócesis de Santa Cruz, a saber: Mons. Sergio Gualberti, Monseñor Braulio Saez y Monseñor Stanislao Dowlaszewicz.

Se trata de un documento de la Conferencia Episcopal Boliviana (Obispos de Bolivia) que está dirigido a los católicos para avivar la esperanza y hacer un llamado a los católicos a ejercer su presencia y compromiso cristiano en medio de la realidad actual y los procesos de transformación que vive el país.

Conferencia de Prensa: PRESENTACIÓN DE LA CARTA PASTORAL

“Los católicos en la Bolivia de hoy: presencia de esperanza y compromiso” ¿Cuándo? El miércoles 13 de abril¿Dónde? Salón Carlos Géricke - Catedral¿A qué Hora? A las 10:00Estarán… Los tres Obispos Auxiliares de la Arquidiócesis (Mons. Sergio Gualberti, Monseñor Braulio Saez, Monseñor Stanislao Dowlaszewicz.

Más información: www.iglesiasantacruz.org

jueves, 7 de abril de 2011

Cuaresma... Tiempo de reconciliación con El Señor



Cuaresma... Tiempo de reconciliación con El Señor


La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua, tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.La Cuaresma dura 40 días, comienza el miércoles de Ceniza y termina el Jueves Santo. En este tiempo, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas que de ordinario no se realizan. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo.

El pecado nos aleja de Dios, rompe nuestra relación con Él, por eso debemos luchar contra él pecado y esto sólo se logra a través de la conversión interna de mente y corazón. Un cambio en nuestra vida. Un cambio en nuestra conducta y comportamiento, buscando el arrepentimiento por nuestras faltas y volviendo a Dios que es la verdadera razón de nuestro existir. Es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos.La Cuaresma es un camino hacia la Pascua, que es la fiesta más importante de la Iglesia por ser la resurrección de Cristo, el fundamento y verdad culminante de nuestra fe. Es la buena noticia que tenemos obligación de difundir. En Cuaresma, debemos aprender a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.En esta época es característico el color litúrgico morado que significa luto y penitencia.

Origen La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades. Inicialmente, la Cuaresma iba desde el Primer Domingo de Cuaresma al Jueves Santo, pero a raíz de una reforma litúrgica, se descontaron los domingos por considerarlos pascuales y no penitenciales. Para "cuadrar", se añadió a la cuaresma los días que van del Miércoles de Ceniza hasta el Primer Domingo de Cuaresma. De esta manera salen los 40 días. Actualmente, la Cuaresma va desde el Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo.A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el tiempo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios. Por lo menos durante este tiempo algunos se acercan más a la Iglesia.

Cómo vivir la Cuaresma

1. Arrepintiéndome de mis pecados Pensar en qué he ofendido a Dios, Nuestro Señor, si me duele haberlo ofendido, si realmente estoy arrepentido. Este es un muy buen momento del año para llevar a cabo una confesión preparada y de corazón. Revisa los mandamientos de Dios y de la Iglesia para poder hacer una buena confesión. Ayúdate de un libro para estructurar tu confesión. Busca el tiempo para llevarla a cabo.

2. Luchando por cambiar Analiza tu conducta para conocer en qué estás fallando. Hazte propósitos para cumplir día con día y revisa en la noche si lo lograste. Recuerda no ponerte demasiados porque te va a ser muy difícil cumplirlos todos. Hay que subir las escaleras de un escalón en un escalón, no se puede subir toda de un brinco. Conoce cuál es tu defecto dominante y haz un plan para luchar contra éste. Tu plan debe ser realista, práctico y concreto para poderlo cumplir.

3. Haciendo sacrificios La palabra sacrificio viene del latín sacrum-facere, que significa “hacer sagrado”. Entonces, hacer un sacrificio es hacer una cosa sagrada, es decir, ofrecerla a Dios por amor. Hacer sacrificio es ofrecer a Dios, porque lo amas, cosas que te cuestan trabajo. Por ejemplo, ser amable con el vecino que no te simpatiza o ayudar a otro en su trabajo. A cada uno de nosotros hay algo que nos cuesta trabajo hacer en la vida de todos los días. Si esto se lo ofrecemos a Dios por amor, estamos haciendo sacrificio.

4. Haciendo oración Aprovecha estos días para orar, para platicar con Dios, para decirle que lo quieres y que quieres estar con Él. Te puedes ayudar de un buen libro de meditación para Cuaresma. Puedes leer en la Biblia pasajes relacionados con la Cuaresma.


Meditación: Responsable de Valores Humanos Cristiano, Fe y Alegria Santa Cruz.

jueves, 31 de marzo de 2011

IV CONGRESO CATOLICO

TRANSMISION EN DIRECTO DEL IV CONGRESO EDUCATIVO CATOLICO, CBBA-BOLIVIA

http://iglesiaviva.net

jueves, 17 de marzo de 2011

BOLETIN


CAMPAÑA DIA DEL NIÑO

Campaña

Pro EMERGENCIAS

del Hospital de Niños

Santa Cruz de la Sierra, 2011

Lema: ¡Los niños enfermos no podemos jugar… Jugátela por nosotros!



Objetivo: Remodelar ampliar y equipar el servicio de EMERGENCIAS del Hospital de Niños “Mario Ortiz”

Inicio de la Campaña: 29 de marzo

Día cumbre: 12 de abril, Día del Niño

· 12 de marzo: toda la logística y materiales, preparados.

· Hasta el 24 de marzo: visita a Instituciones y empresas.

· 29 de marzo, 9:00 hrs., Hotel Santa Cruz: DESAYUNO-RUEDA DE PRENSA con los Medios de Comunicación Social presentando la campaña y a las Instituciones aportantes. Contamos con el apoyo de los periódicos, radios y televisiones. Hay una cuña radial y video publicitario. Haremos un envío masivo a través de E-mail. Subiremos la Campaña a la página Web y a Facebook.

· A partir del 29 de marzo, habrá 1000 alcancías. 200 alcancías en instituciones significativas y 800 “alcancías domésticas” (una persona se hace responsable de un sobre-alcancía entre sus vínculos, familiares y amigos). Ya algunas empresas han ofrecido: por cada boliviano recaudado de los empleados, la institución pondrá 2 bolivianos.

· Campaña de donación de sangre pro niños del Hospital Oncológico y Hospital de Niños: 1 de abril, en Kimberly; 4 de abril, en pollos Chriss; 5 de abril, en Avícola SOFIA; 6 de abril, en Fideos FAMOSA; 7 de abril, en Banco BISA; 8 de abril en EMBOL-COCA COLA; 9 de abril, en radio Betanía; 11 de abril en el periódico EL DEBER. El Padre Mateo hará la donación de sangre Nº 105.

· Colecta de CARITAS, 10 de abril en todas las Parroquias y capillas. Hay 2000 póster y 3000 trípticos explicativos. También en otros cultos.

· 12 de abril, día del niño, FIESTA DE SOLIDARIDAD CON EL NIÑO ENFERMO en el Hospital de Niños “Mario Ortiz”, a partir de las 10:00 hrs., citando a la prensa. Transmisión directa por un canal televisivo nacional y una emisora de alcance nacional.

o Entrega de regalos a cada niño internado.

o Show musical con los héroes infantiles: Superman, Spiderman, Batman,…

o Entrega de lo recaudado en las colectas.

o Contribución solidaria de Nuestras Cooperativas.

o Aporte de las Asociaciones de trabajadores de empresas presentando un cheque simbólico.

o Aporte de empresas, instituciones bancarias e instituciones sociales. Presentarán cheques simbólicos ante la prensa.

· La Educación Católica pedirá 1 boliviano a cada niño (son 90.000 los formandos), el 12 de abril, día del niño, en cada colegio católico, y en los colegios fiscales a través de los profesores de religión. Se distribuirán 50.000 sobres para el aporte de las familias de los escolares.

· Ya 14 colegios privados han dado el visto bueno a la colecta de 1 peso entre sus alumnos, para el día 12 de abril. También colegios de otros cultos.

· Se pedirá a los estudiantes universitarios un aporte solidario el día 12 de abril (en 11 universidades).

· Se solicitará el aporte solidario en los diversos Colegios de Profesionales: arquitectos, ingenieros, odontólogos, abogados…

· Se recabará un aporte solidario de los laboratorios de medicamentos.

· Disponemos de una Cuenta Bancaria:

CTA. CORRIENTE Bs. Nº 238063-0012

CTA. CORRIENTE $us. Nº 238063-2015

BANCO BISA

A nombre de: Fundación ADA

Campaña organizada por:

Padre Mateo Bautista, Capellán del Hospital de Niños

Telf.: 3642140; E-mail: padremateobautista@hotmail.com, www.pastoralsalud.com

Fundación Ayuda Damas Argentinas (FADA)

Telf.:3472424; E-mail: adabolivia@hotmail.com, www.adabolivia.org

miércoles, 16 de marzo de 2011

Mensaje del Papa


Mensaje del Papa para la Cuaresma 2011



“Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con él también habéis resucitado” (cf. Col 2, 12)


Queridos hermanos y hermanas:


La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo litúrgico muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La Comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del Misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor (cf. Prefacio I de Cuaresma).1. Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando «al participar de la muerte y resurrección de Cristo» comenzó para nosotros «la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo» (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia «los mismos sentimientos que Cristo Jesús» (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.


El Apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda «conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la Gracia, que lo lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo.


Un nexo particular vincula al Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la Gracia que salva. Los Padres del Concilio Vaticano II exhortaron a todos los Pastores de la Iglesia a utilizar «con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal» (Sacrosanctum Concilium, 109). En efecto, desde siempre, la Iglesia asocia la Vigilia Pascual a la celebración del Bautismo: en este Sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf. Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de fe y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para toda su existencia.


2. Para emprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor —la fiesta más gozosa y solemne de todo el Año litúrgico—, ¿qué puede haber de más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía a un encuentro especialmente intenso con el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el Sacramento del renacimiento, y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a él.


El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la Gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf. Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con él, una lucha «contra los Dominadores de este mundo tenebroso» (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.


El Evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada, como los Apóstoles Pedro, Santiago y Juan «aparte, a un monte alto» (Mt 17, 1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle» (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal (cf. Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor.


La petición de Jesús a la samaritana: «Dame de beber» (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del «agua que brota para vida eterna» (v. 14): es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos «adoradores verdaderos» capaces de orar al Padre «en espíritu y en verdad» (v. 23). ¡Sólo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Sólo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, «hasta que descanse en Dios», según las célebres palabras de san Agustín.


El domingo del ciego de nacimiento presenta a Cristo como luz del mundo. El Evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?». «Creo, Señor» (Jn 9, 35.38), afirma con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en él a nuestro único Salvador. Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como «hijo de la luz».


Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: «Yo soy la resurrección y la vida... ¿Crees esto?» (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Jesús de Nazaret: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo» (v. 27). La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en él. La fe en la resurrección de los muertos y la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último de nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la luz de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.


El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la Gran Vigilia de la Noche Santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos «del agua y del Espíritu Santo», y confirmamos de nuevo nuestro firme compromiso de corresponder a la acción de la Gracia para ser sus discípulos.3. Nuestro sumergirnos en la muerte y resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo, nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales, de un vínculo egoísta con la «tierra», que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo. En Cristo, Dios se ha revelado como Amor (cf. 1 Jn 4, 7-10). La Cruz de Cristo, la «palabra de la Cruz» manifiesta el poder salvífico de Dios (cf. 1 Co 1, 18), que se da para levantar al hombre y traerle la salvación: amor en su forma más radical (cf. Enc. Deus caritas est, 12). Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna y la oración, expresiones del compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo. El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa —y no sólo de lo superfluo— aprendemos a apartar la mirada de nuestro «yo», para descubrir a Alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo (cf. Mc 12, 31).


En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir. La idolatría de los bienes, en cambio, no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de la vida. ¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro? La tentación es pensar, como el rico de la parábola: «Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años... Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma"» (Lc 12, 19-20). La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia.


En todo el período cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando a nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la trascendencia, simplemente marca nuestros pasos hacia un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que «sus palabras no pasarán» (cf. Mc 13, 31), para entrar en la íntima comunión con él que «nadie podrá quitarnos» (cf. Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que no falla, a la vida eterna.


En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el Misterio de la cruz, es «hacerme semejante a él en su muerte» (Flp 3, 10), para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo, como san Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo. El período cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con una sincera revisión de vida, la Gracia renovadora del Sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.


Queridos hermanos y hermanas, mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo. Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la Gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y guíe todas nuestras acciones. Lo que el Sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico. Encomendamos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergirnos como ella en la muerte y resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna.


Vaticano, 4 de noviembre de 2010.-

BENEDICTUS PP XVI